domingo, 28 de julio de 2013

"Modelo Pikler"

¡Hola! Hace ya casi un mes que no escribo, pero la llegada del verano ha hecho que Julia tenga más ganas de disfrutar de la noche, y por lo tanto, la servidora, ha dejado un poquito abandonado el blog para compartir las noches en familia.
 
Llevo mucho tiempo intentando escribir sobre una forma de educar que me ha hecho cambiar la que  yo seguía con Julia en lo que ha la motricidad y el desarrollo se refiere. Desde que en la última reunión del grupo de crianza de los jueves, Maite (educadora infantil) nos impartió una charla sobre el "Modelo Pikler" , me he estado informando y viendo ejemplos sobre el mismo. Pero no quería hablaros sobre el, hasta poder contaros mis experiencias al llevarlo a la práctica.
 
Emmy Pikler (1902-1984) fue una pediatra húngara a la que en 1946 se le confió un gran desafío como profesional; Dirigir un orfanato en Budapest  (hoy llamado Instituto Pikler) justo después de la segunda guerra mundial. Allí, ella instaló una manera de hacer que ya había experimentado previamente con varias familias.  Los principios están basados en "respetar" al bebé, y "tratarle como una persona". Estos principios suponen ofrecerle al bebe situaciones en las cuales viva y se sienta competente.



 
Y esto, lo consiguió aumentando la autonomía de los bebés , ya que siempre acompañándolo con unas relaciones estables, cariñosas y privilegiadas (esta relación se consigue a través de los cuidados cotidianos como cambiar pañal, bañar al bebé, hablarle...etc.), les dio una libertad de movimientos total.
 
Los resultados fueron sorprendentes. A pesar de las carencias familiares, los niños "sobrevivieron" psíquicamente de una manera normal en comparación con los niños que se habían criado en otros orfanatos.
 
Para ella, el bebé es un ser capaz de desarrollarse de forma autónoma. Además, ha demostrado que los niños libres de moverse por su propia iniciativa, aprenden por si mismos  a sentarse, ponerse de pie o a caminar, sin la ayuda del adulto. Éste se convierte en mero observador de las actividades del niño, mostrándole su apoyo y cariño en momentos especiales, o como he comentado anteriormente, en los cuidados cotidianos. 
 
Además lo hacen con prudencia, seguridad y gran soltura corporal.
 
Una vez más, nos dimos cuenta que cuanto más libre se deja al bebé en el aprendizaje de la vida, más sencillo resulta todo. Así que como tarea para los padres de Julia, se nos quedó el asegurar que las condiciones para esa motricidad libre y  para esas iniciativas autónomas fueran lo mas confortables posibles. Además, intentando garantizar a través de una relación cálida y segura, la capacidad de Julia de vivir plenamente todo el placer y la alegría que tiene para ella el poder moverse por si misma.
 
Nos pusimos mano a la obra. Vaciamos una habitación que teníamos llena de trastos y la dejamos diáfana para que Julia experimentara. En una parte de la habitación, colocamos un puzzle de goma en el suelo para que estuviera más blandito y así amortiguara los golpes a los que estábamos acostumbradas. No añadimos muchos juguetes, ya que para un niño pequeño, el mundo ya es lo suficientemente interesante y no necesita juguetes muy sofisticados. Una botella de agua, una palangana, unos cubos y algún sencillo muñeco son de gran diversión para ella.
 
 
 
 
 
Lo curioso, es que desde que ella es la que elije los movimientos, no se cae.

Os voy a poner algún ejemplo.

Antes de conocer este modelo, yo siempre estimulaba a Julia  para acelerar los cambios de fases.

Cuando no se mantenía sola sentada, le ayudaba con cojines para que lo hiciera. En una de las ocasiones perdió el equilibrio y se cayó justo donde no había cojín... . 
 
Cuando ya era un poquito mayor y ya por fin conseguía mantenerse sentada, me empeñé en que se tumbara. Estuve dos horas de reloj hasta que lo consiguió y cuando llegó su padre a casa y le mostré lo que habíamos conseguido...,  se volvió a caer.

Yo creía que las caídas eran parte del aprendizaje...

 
En lugar de ver que mi hija no estaba preparada para cambiar de etapa en su desarrollo motriz,  me empeñaba en acelerar todos los procesos, y lo único que conseguía es que Julia se enfadara y a veces terminara llorando.
 
Además de todo esto, yo me daba cuenta que sistemáticamente interrumpía los momentos de aprendizaje de Julia. Al final, siempre iba a sitios prohibidos. De repente, yo la cogía enérgicamente y por detrás sin previo aviso, ni explicación ya que para cuando me daba cuenta ya estaba en una situación de peligro (enchufes, televisor, DVD...). Pero ahora, después de conocer un poquito más me he dado cuenta de que el salón, que era donde jugaba Julia antes de conocer este otro modo de hacer, el 90% de las cosas o son peligrosas o no quería que las cogiera por miedo a que las rompiese.

La palabra que más pronunciaba era el NO.
 
Ahora en un entorno con arreglo a la etapa del desarrollo de Julia y a sus intereses, cada vez es menor nuestra intervención, intentamos respetar sus ritmos, tratando de evitar que se coloque en posiciones forzadas que no sabe adoptar por si misma.  A veces es inevitable que nuestro entorno le coloque para andar, aunque para eso utilizo un truco, Julia nunca lleva zapatos... jajaja. Posiciones como sentarse tras estar tumbada, ponerse de pie o gatear las a aprendido sin ayuda y lo mas importante sin golpes.

Nosotros únicamente le ofrecemos el acompañamiento indirecto. Le observamos, le hablamos y si es necesario le ayudamos.